Es habitual encontrarnos con personas que nos dicen que al llegar a casa su perro ha roto algo y que muestra claros signos de tener un sentimiento de culpa por ello. “Sabe perfectamente que lo ha hecho mal” es una frase que escuchamos muy a menudo.
No obstante, esto no tiene sentido desde un punto de vista etológico. Es el comportamiento de los tutores y tutoras lo que provoca estas señales de apaciguamiento y las conductas “temerosas” en los canes.
El perro no puede acordarse de que hace 2h ha destrozado el sofá, se ha comido unos zapatos o ha hecho sus necesidades en casa. Sin embargo, tienen una capacidad de percepción más desarrollada de lo que solemos pensar.
Por ello, cuando entramos en casa y vemos los destrozos nuestro perro puede leer nuestro lenguaje corporal y deducir que le va a caer una buena bronca, incluso antes de decirle nada. Además, puede haber asociado que cuando hay un zapato roto en la misma habitación y entra su tutor/a siempre hay reprimendas.
El castigo, después de realizada la conducta, no tiene sentido e incluso puede agravar el problema.
Si nos enfadamos a menudo con nuestro perro y no entiende la razón empeoraremos nuestro vínculo con él y mermaremos su confianza en nosotros/as. Pudiendo aparecer además problemas más graves como la indefensión aprendida.
Si nuestro perro rompe todos los días algo, seguramente tenga un problema emocional que debemos estudiar y trabajar, y que en ningún caso se solucionará con reprimendas continuas.
Cuando lleguéis a casa y veáis los destrozos, repetiros esto a vosotros/as mismos/as: No lo hace para fastidiarnos, no sabe que lo está haciendo mal.