El uso del “sienta” ¿Sirve para todo?

El “sienta”, “sit”, “platz”, “tumba”, “junto”, “quieto”, “stay”… o cualquier comando que todos utilizamos conforman una base fundamental en la educación básica de cualquier tutor con su perro. Entrenar con nuestro perro constituye una herramienta muy valiosa a la hora de formar vínculo con él, fomentar la comunicación y el entendimiento recíproco.  
Pero ENTRENAR no sólo implica obediencia, sino cualquier capacidad emocional, cognitiva y física que queramos potenciar o mejorar en nuestro perro.

Es muy común que, una vez los perros conocen y realizan ciertas órdenes como el “sienta”, que muchos tutor@s lo empleen en numerosas situaciones de todo tipo, y esto no siempre es lo correcto. (Ojo, no estamos diciendo que no haya que usar nunca estas órdenes, de hecho pueden ser muy útiles en según qué momentos). 

Y es que… existe un aspecto que puede dificultar la obediencia que tenga construida nuestro perro por muy buena que sea ——— su estado emocional. 
Por ello, este post va dirigido concretamente a aquellos perros con algún tipo de problema emocional (agresividad, impulsividad, reactividad, ansiedad en x situación, miedo, inseguridad…). 

Todas las emociones tienen varios niveles de intensidad y cada perro la siente a un determinado nivel (p.e. habrá perros que tengan miedo al ruido de las motos pero puedan gestionar bien la situación y otros que ante esa misma emoción se descontrolen totalmente y salgan huyendo). El grado más alto de una emoción se denomina Rapto Emocional, donde la intensidad de la emoción es máxima y el perro muestra conductas involuntarias y reactivas (el perro es incapaz de escuchar, aprender, pensar y conectar con su cognición, no acepta comida, ni obedece cualquier conducta que le pidamos).  

Cuanta más intensa sea la emoción que siente un perro por una determinada situación, más difícil será que nos “escuche” y conecte con nosotros para hacer lo que le  pedimos, como que se siente. 

¿Cuántas veces habremos visto perros en x situaciones (p.e. el veterinario) que les provoca cierta tensión y su tutor pidiéndoles que se sienten y el perro no haciendo ni caso? 
–    ¡Pancho sienta!, ¡siéntate hombre que te sientes!, ¡quieto! ¡pero si en casa te sientas!, ¡que te sientes Pancho!.

Los tutor@s acaban frustrándose y pidiéndole más “firmemente” que se sienten (y aún así, puede que ni lo consigan…). Conseguir que el perro se siente en esas situaciones no solo no le ayudan emocionalmente, sino que además pueden empeorar la gestión de esa situación (el perro está sintiendo x emoción de valencia negativa y encima nos enfadamos con él).

Si ante esa situación, tu perro siente ansiedad o cualquier otro problema de gestión emocional, lo más normal es que no te haga ni caso, por muy buena obediencia que tenga construida. NO PUEDE HACERTE CASO, su estado emocional es incompatible con ese tipo de conductas voluntarias. OBEDIENCIA NO ES GESTIÓN EMOCIONAL. 

Si tu perro está en niveles altos de emoción, lo que debes hacer es sacarle de la situación problemática y trabajar esa gestión en niveles inferiores, que le permitan un aprendizaje proactivo (con respuestas voluntarias, meditadas y adaptativas) y donde pueda apoyarse en ti cuando lo necesite. 
Para ello, muchas veces es necesaria la ayuda de un profesional que ayude a tu perro a gestionar sus emociones adecuadamente.