Todos somos conscientes, en algún momento desde que introducimos a un perro en nuestra vida, que llegará un día que ya no esté.
Esto es algo que pensamos en algún momento puntual y lo dejamos pasar, hasta que desafortunadamente ese día llega.
El vínculo que llegamos a establecer con nuestro perro, desecadena tras su pérdida, emociones parecidas a la muerte de una persona querida.
La relación con nuestro perro genera un vínculo único que deja un vacío en nosotros cuando éste desaparece.
El duelo se trata de una reacción normal ante la muerte de un ser querido (DSM-V, 2013).
Es importante recalcar que el proceso de duelo es variable de una persona a otra.
NO HAY UNA ÚNICA FORMA DE AFRONTAR UNA PÉRDIDA, TODAS ELLAS SON VÁLIDAS Y LEGÍTIMAS.
La intensidad de los sentimientos dependerá de varios factores. Por ejemplo, si ha sido el primer perro, si se han compartido momentos importantes, si está con nosotros desde cachorro, si era un apoyo frente a la soledad o si se trata de una muerte repentina. En estos casos las emociones serán más fuertes.
Existen personas que no entienden esta reacción ante la muerte de un perro. Esto suele ocurrir en personas que no les gustan los animales y/o los perros y, también, en aquellas que no han convivido nunca con uno.
Para intentar explicar nuestro punto de vista y ser entendidos por estas personas, es necesario explicar nuestro vínculo con el perro poniendo ejemplos, para que se entienda mejor.
Así tendrán mayor capacidad para empatizar con nosotros y saber reaccionar de mejor manera el duelo que estamos viviendo.
FASES DEL DUELO
Como hemos dicho anteriormente, el duelo es un proceso PERSONAL e INDIVIDUAL. Cada persona afronta una pérdida de manera distinta, pudiendo pasar por todas las etapas o solo por algunas de ellas. Además los tiempos de cada persona también son distintos.
1. Negación
Esta es una etapa que algunos profesionales califican como «insensibilidad o anestesia emocional».
En muchos momentos se puede llegar a no aceptar que nuestro perro se ha ido.
Esto suelo ocurrir ante una pérdida imprevista. La persona, como mecanismo de defensa, «anula» lo que está ocurriendo para intentar continuar con normalidad su vida, ya que se trata de algo muy doloroso.
2. Ira. 3. Negociación
También conocida como protesta o rabia por la pérdida. En algunas ocasiones se solapa o mezcla con la fase de negociación ya que en ella se anhela que nuestro perro vuelva a nuestras vidas.
Es normal la búsqueda de culpables o autoinculparnos; preguntarnos ¿qué hubiese pasado si…? O pensar en acciones que hubiesen evitado este final.
El dolor suele ir en aumento en esta fase ya que somos conscientes de que la pérdida es irreversible y la búsqueda de su retorno es en vano.
4. Depresión
Esta se considera la fase aguda de un duelo por las emociones que despierta.
En ella nos enfrentamos a la ausencia irreversible de la pérdida.
Esta fase se caracteriza prinipalmente por la sensación de vacío y tristeza profunda. Es importante entender que todas estas emociones relacionadas con la tristeza son NATURALES ante la pérdida.
5. Aceptación.
Llegaremos a asumir nuestra pérdida y a quedarnos con todos los recuerdos bonitos y grandes momentos vividos con nuestro perro.
¿Cómo podeos sobrellevar la pérdida?
Ya ha ocurrido, nuestro perro no está con nosotros. ¿Qué podemos hacer para pasar por este proceso de la mejor manera?
– Tu dolor es legítimo. La pérdida puede llegar a ser muy dolorosa. Todo lo que sientes es normal y totalmente entendible.
– Háblalo. Desahógate con alguien de tu confianza. El apoyo que nos dan las personas que mejor nos conocen nos puede aliviar y confortar mucho.
– Despídete si fuera necesario. A veces, enterrar o incinerar a nuestro perro, o incluso permanecer junto a él en el momento de su partida, es necesario para procesar la pérdida. Tú eres quien mejor te conoce para decidir qué es lo que necesitas en estos momentos.
– Espera para introducir un nuevo perro. Es necesario estar seguros de haber superado el duelo antes de volver a tener un perro. El nuevo animal NO ES UN SUSTITUTO, no son comparables.
– Recúerdale por los buenos momentos. Esto es algo que te ayudará a sobrellevar su pérdida. Pasarán los años, pero nadie te quitará todo aquello que has vivido junto a tu perro.
“Sabía que este momento llegaría, que su muerte tarde o temprano tenía que suceder; pero no era consciente del dolor que podía llegar a sentir. Sabía que no sería fácil, pero cuando llegó el momento, mi mundo se desmoronó. Me despertaba pensando que estaría en el salón, entraba en casa esperando encontrarlo allí, incluso en ocasiones sentía sus pasos, pero de pronto la realidad me golpeaba en la cara”.
Los perros nos enseñan el valor de la vida. También nos enseñan lo duro que es aceptar la muerte.